El desarrollo de la percepción en el niño

Verificado Redactado por Marta Guerri. Artículo revisado, actualizado y verificado por nuestro equipo de psicólogos por última vez el 18 mayo 2023.
El desarrollo sensorial en el niño comienza antes del nacimiento, con la maduración de las vías sensoriales.

El desarrollo sensorial en el niño

Al nacer los aparatos receptores en el niño, están dispuestos para su función.

En los últimos meses de gestación maduran las vías sensoriales, primero las del sentido táctil y muscular, pero también las del sentido del olfato y gustativo, y más tarde las del sentido visual y finalmente las del sentido auditivo. Sin embargo en la corteza algunas partes están listas para usarse, al momento del nacimiento, pero otras se desarrollan después del nacimiento. Es por esto que no se puede hablar de un desarrollo de los órganos sensoriales y de su específica actividad, la cual se manifiesta en la percepción.

Según Krasnogorski y Rählmann los niños a partir del sexto mes de vida, a partir del período en el que empiezan a coger algún objeto, de distinta manera a todos los colores, por lo tanto se dice que ya los distinguían.

Sin embargo estos experimentos no han tomado en cuenta que las ondas de diferente longitud producen sensaciones no solamente de color, sino también de una determinada claridad. Según el fenómeno de Purkine, en la visión crepuscular, lo mismo que en la visión diurna en los adultos con ceguera de colores congénita, aumenta el grado de la relativa claridad de los colares según sea su distancia del extremo rojo del espectro; por esto es posible que el lactante no distinga los colores como tales, sino solamente su grado de luminosidad.

Peiper examinó la sensibilidad a los grados de luminosidad en lactantes prematuros, se vio que en ellos se observaba el mismo desvío de la claridad o luminosidad del extremo rojo al violeta del espectro que en los adultos., así demostró que en el ser humano ya se desarrollaba, antes de nacer, la facultad de la sensación o sensibilidad a los grados de luminosidad. Supone que el órgano auditivo en el recién nacido, e incluso en el feto, es sensible a los estímulos acústicos. Krasnogorski, con el método de los reflejos condicionados, comprobó que el lactante todavía no distingue todavía bien los tonos ni los acordes. Los niños de siete a ocho meses pueden distinguir el olor del alcanfor de los perfumes. La sensibilidad cutánea alcanza muy prematuramente una gran diferenciación. No solamente durante la edad preescolar, sino también en la escolar se produce un ulterior desarrollo y perfeccionamiento de las diferenciaciones ópticas acústicas. Según Foucalt, la agudeza óptica y auditiva se incrementa en los escolares de seis hasta catorce y quince años… en tal época supera a la agudeza óptica y auditiva de los adultos. La distinción de la claridad o luminosidad se incrementa de los seis a los diecisiete años (según Gilbert) en dos veces y media.

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La contradicción que se haya en los diferentes datos sobre el desarrollo sensorial del niño se explica por que la madurez de los órganos sensoriales, está vinculada en primer lugar, a la facultad de emplear mejor los órganos debido al ejercicio, y a que juega un papel importante en el desarrollo sensorial del niño la facultad de interpretar, cada vez con mayor inteligencia, los datos sensoriales. Este hecho esta relacionado con el general desarrollo intelectual del niño.

El desarrollo intelectual del niño no se debe a su sensibilidad individual, demasiado limitada para este fin a pesar de la existencia de todos los tipos de sensaciones, sino al conocimiento social, que por medio del lenguaje y del trato de los seres humanos entre sí se convierte en propiedad personal de todo individuo.

Dentro del desarrollo de las sensaciones y percepciones del niño juega un papel importante el desarrollo de la percepción del espacio y tiempo.

El desarrollo de la percepción del espacio en el niño

El niño reconoce el espacio en la medida en que aprende a dominarlo.

Baldwin, Stern, distinguen en los niños un “espacio primitivo” o “espacio bucal”, un “espacio próximo” o “de agarre” y un “espacio lejano”, que el niño aprende a dominar y que paulatinamente va descubriendo, a medida que aprende a moverse por sí solo.

El espacio lejano es al principio poco diferenciado. Debido a la inmadurez de la adaptación y de la convergencia, los niños de un año ni siquiera perciben los objetos que se hallan distantes, que constituyen para ellos tan solo un fondo indeterminado.

Con la valoración de la distancia se relaciona también la valoración de las dimensiones de los diferentes objetos. Para pequeñas distancias y figuras sencillas existe ya una constancia de dimensión o magnitud, en el segundo año de edad. La exacta valoración de las dimensiones de un objeto en distintas alternativas coincide con la comprensión del acortamiento de la perspectiva de los objetos. La comprensión de las perspectivas representadas es el aspecto mas complejo de la representación espacial y se desarrolla más tarde.

El punto esencial del desarrollo general de la comprensión del espacio es la transición del sistema de cálculo (coordenadas) fijado en el propio cuerpo a un sistema con puntos de referencia libremente móviles.

La percepción de la forma en el niño

El niño percibe muy pronto las formas concretas objetivas. En los niños preescolares, la forma es ya uno de los factores fundamentales del conocimiento que discierne las cosas. Si a los niños de preescolares se les enseña una forma geométrica abstracta, la “objetivizan” en su mayor parte, es decir, le dan una interpretación ingenuamente objetiva: un círculo, es una pelota.

Dado que en la edad preescolar predomina el color, es necesario al trabajar con estos niños, aprovechar la influencia o eficacia del color. Pero al mismo tiempo, no es menos importante orientar la atención de los niños hacia las diferencias de las formas, que es necesaria para el estudio de la lectura y mas adelante el dominio de los fundamentos geométricos.

Para la correcta percepción de la forma posee esencial significado el desarrollo de la constancia de la percepción de la forma , al alterar o cambiar el ángulo óptico o visual.

Los niños perciben la forma al principio con relativa independencia de la situación. La representación de los números presupone en el niño preescolar tanto el contar como la inmediata percepción de los objetos. El desarrollo de la percepción de cantidad se produce, en lo esencial, de la siguiente manera:

  1. El niño percibe un grupo de objetos y los reproduce teniendo en cuenta sus concretas características cualitativas.
  2. La percepción de un grupo de objetos teniendo en cuenta sólo las características cualitativas pasa en el ulterior desarrollo de la capacidad de abstracción a la forma perceptiva, en la que se tiene en cuenta la disposición espacial de los objetos en la abstracción parcial o total de sus concretas peculiaridades cualitativas.
  3. El niño pasa con el desarrollo de la representación de números, y el dominio de las operaciones aritméticas a la percepción de un grupo de objetos, para lo cual parte del cálculo de los objetos que resta o abstrae de sus peculiaridades espaciales cualitativas.

La percepción del tiempo en el niño

Las palabras ahora, hoy, ayer y mañana pueden señalar en su uso, cada vez un sector distinto del tiempo real.

En los niveles evolutivos prematuros, el niño se orienta en el tiempo a base de signos esencialmente cualitativos extratemporales.

El ulterior desarrollo de las aptitudes para una mas correcta localización y comprensión del orden de sucesión se relaciona con la toma de conciencia de las dependencias causales y del dominio de las relaciones cuantitativas de las magnitudes del tiempo.

El desarrollo de la percepción y de la observación del niño

La percepción del niño se desarrolla dentro del proceso de la actividad orientada, de la acción objetiva práctica, del juego, de la actividad creadora, etc., se extiende y profundiza y se convierte en actividad independiente de observación.

La percepción depende en gran manera de las reacciones afectivo-motrices y emocionales. Los factores emocionales del niño, se vinculan con los factores intelectuales.

La percepción esquematizante y extremadamente coordinadora de muchos aspectos de la realidad, que el niño todavía no comprende, existe junto a una percepción más dividida y vinculada de unos pocos aspectos de la realidad. Aplicadas a los diferentes contextos, existen en el niño simultáneamente varias formas de la percepción. En la misma medida en que se va ampliando el círculo de interés y conocimientos del niño, se va desarrollando su pensamiento.

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Con el desarrollo de la percepción se desarrolla también el razonamiento científico, se va dominando cada vez, un sistema mas amplio de conocimientos teóricos, que conduce al desarrollo de formas superiores de la percepción generalizada.

La percepción llena de sentido de complejas y desacostumbradas situaciones psicológicas y la percepción de complicados actos y hechos, que ponen de manifiesto el carácter de la persona actuante, se forma generalmente mas tarde, entre los doce y catorce años, cuando se manifiesta un mayor interés por las relaciones psicológicas y una mayor y mas profunda comprensión.

En el curso del desarrollo intelectual del niño, la formación y el desarrollo de la observación poseen un significado especial.
Binet comprueba tres estadios sucesivos:

  • el estadio de la enumeración de objetos asilados (3 a 7 años)
  • el estadio de la descripción (a partir de los 7 años)
  • el estadio de la interpretación, se percibe una imagen y se interpreta como una unidad sensitiva.

En cada uno de los niveles de su desarrollo, el niño puede captar tanto el conjunto como también las partes. Los diferentes niveles y formas de percepción existen en el niño por regla general simultáneamente y no se acumulan exteriormente ni se yuxtaponen o superponen.

Los verdaderos niveles de la observación, que reflejan los niveles de del desarrollo intelectual del niño, son niveles de interpretación.

Se modifica el contenido de interpretación, que es comprendido por los niños en los diferentes niveles de la observación y la profundidad de la penetración cognoscitiva en él. Distinguimos: la interpretación comparativa, la interpretación concluyente, la interpretación concluyente que describe también las características abstractas.

Nuevas formas de observación se desarrollan dentro del proceso de la enseñanza y de la educación, que son procesos, en donde existe un dominio de nuevos contenidos objetivos.

Referencias

Erika Cruz Torres

Mguerri

Marta Guerri es Licenciada en Psicología por la UOC y Diplomada en Enfermería por la UB. Es Psicóloga General Sanitaria, con un Máster en Terapia de la Conducta y la Salud, Postgrado en Terapia Familiar Socioeducativa, y un Postgrado en Salud Mental y Psiquiatría por la Universitat de Barcelona (UB). Ha trabajado en terapia con familias con vulnerabilidad social en el Servicio de Orientación y Acompañamiento a Familias (SOAF) y actualmente ejerce de Psicóloga en la Clínica Fertty, donde se dedica a la atención de pacientes y donantes en tratamientos de fertilidad. Además, es miembro de la Sociedad Española de Fertilidad (SEF), donde dirige uno de los grupos de estudio dedicado a la atención de donantes y ha realizado distintas ponencias sobre este tema. Es CEO y gestora de contenidos de Psicoactiva.com, un portal líder en psicología, que ha crecido hasta convertirse en una comunidad de referencia en el ámbito de la psicología y las neurociencias. Marta ha publicado varios libros sobre psicología y salud emocional, incluyendo "Inteligencia Emocional, una guía útil para mejorar tu vida" y "Entrenamiento mental para mejorar tu inteligencia" de la editorial Mestas Ediciones. Además, a través de su trabajo voluntario con la asociación Cracbaix, se dedica a asesorar a las familias con hijos de Altas Capacidades Intelectuales.